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viernes, 14 de septiembre de 2012

¿Tengo vida después del entreno?

¿Hay vida después del entreno?
Hoy me lo han preguntado.
Me he quedado callada, sin responder rápido, analizando la respuesta.
Mentiría si dijese que sí, la hay...
Y no diría toda la verdad si contestase que no, no existe.

Comienzo la semana organizando los días, las horas y los minutos para encontrar un sitio adecuado al entreno, entre el trabajo, la casa, la comida, mi pareja, mi hija, mis amigos...
Una vez hecho esto..., tendré mil y una modificación a lo pensado inicialmente, cada día habrá cambios, hasta en el último minuto, justo antes de abrir la puerta para salir.
Y claro, si se mueve el horario del entreno.., todo cambiará...
El efecto mariposa hará su trabajo y mi mente y mis nervios jugarán un papel crucial en la batalla diaria por no rendirme, no sucumbir, y salir a entrenar, salir al supermercado, salir al parque...

Pero después de cinco días saltando obstáculos, esquivando baches y aguantando el tipo, llega el fin de semana para.., relajarme...
Relajarme con los entrenos más largos, los que me llevan toda la mañana, o toda la tarde..., y, de nuevo a planificar la limpieza general, el disfrute relajado con mi familia, y mi descanso (¿?).., mi descanso...

Y entre hueco y hueco, pienso en el objetivo de la temporada , sea cual sea en ese momento.
En mis momentos de relax me surgen ideas de nuevos recorridos para los entrenamientos, busco nuevo material para adquirir, leo artículos de todo tipo (nuevas formas de mejorar el rendimiento, material innovador, pruebas nacionales, internacionales...).

Momentos de descanso...

Y ahora, después de analizar la pregunta que me han hecho hoy, la voy a contestar:
¿Hay vida después del entreno?
Sí, amiga, hay vida después del entreno...

Porque el entreno me hace vivir.
Porque el entreno me ha hecho así, como soy (y por eso eres mi amiga).
Porque el entreno me da fuerzas para lo demás.
Porque mientras pienso en mejorar mi rendimiento, me viene a la mente la imagen de una cumbre y en ella no estoy sola, veo a mi gente conmigo.
Porque el entreno hace que mi descanso sea más plácido.
Porque el entreno hace que viva más intensamente.
Porque cuando se acaba un duro entrenamiento, mi hija me abraza al llegar, me quito las zapatillas, siento el frío suelo bajo mis pies, bebo, me alimento, respiro y...vivo.
Todo lo demás es secundario.
Así.., soy feliz.
No necesito nada más.

(Aunque, cuando quieras, me invitas a una de tus fiestas. Pero avísame con la antelación necesaria, ya que tendré que entrenarme previamente para ello)



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