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jueves, 28 de noviembre de 2013

Sí, quiero. Nuevo sponsor temporada 2014.

Una charla sin compromiso.
Una mirada escuchando la explicación de mis sueños.
Esa mirada y un objetivo muy claro: la ilusión mueve mis piernas, o sea, mi ilusión y yo.
Es curiosa la imagen que tenemos de un patrocinador pensando siempre que hay “gato encerrado” y creyéndote más un producto que una persona…
Ese concepto previo con el que comencé la reunión y que se diluyó tras esa charla.
Desde un principio pensé que no era posible que una marca se interesase por alguien como yo..., sin un amplio palmarés, sin tiempos “decentes” en los rankings, siendo “nadie” en el mundo de las competiciones, participando en muy pocas carreras oficiales al año…
En realidad, jamás me he planteado que mi “ilusión” y mi manera de vivir el deporte interesase lo más mínimo a alguien.
Comencé a escribir el blog para que “mi gente” siguiese, el año pasado, mi aventura de atravesar Finlandia esquiando (cuando yo jamás había pisado la nieve) y que me acompañase en mi proceso de perseguir un sueño.
Quise “matar” la página una vez finalizada la prueba y..., no me dejaron…
Mis letras se me habían escapado de las manos y habían dejado de ser “íntimas y familiares” para convertirse en “públicas y amistosas”.
Y no pude…
Continué escribiendo y plasmando sentires en la web.
Ahora, de nuevo en el teclado, la perspectiva de mis sueños da un nuevo giro interesando a una marca…
A ellos les da igual el tiempo que haga.
No les interesa lo más mínimo mis resultados.
Solo quieren acompañarme en mis sueños, haciéndolos algo “más fáciles”.
Sin duda es una relación comercial, eso lo tengo claro.
Pero lo es para ellos y para mí igualmente.
Eso sí, continúo siendo Susana.
No hay presión de ninguna clase.
Solo escucha y apoyo.
¿Se puede pedir más?
A partir de ahora, soñar con la temporada 2014, será igual de difícil y arriesgada, pero mucho más llevadera logísticamente hablando.
Será un honor “zanquear” juntos ya que el trabajo, la ilusión y la promoción del deporte, serán el  hilo conductor de este nuevo  proyecto juntos…
Les presento oficialmente a la marca que se ha ilusionado conmigo.
Bienvenido a mi vida Sands Beach Active.
Gracias por estar.







domingo, 17 de noviembre de 2013

Atravesando la meta a 24 kms de ella

Una idea: Tenerife-Teide-100 kms
Un resultado: Tenerife-Refugio del Teide-76 kms.
Una crónica:
A 24 kms de los 100, a cero metros de una decisión serena y lógica.
Mi cuerpo dijo no desde el km doce: vómitos, caída, deshidratación, mal de altura, falta de descanso (más de 35 horas sin dormir), sin apenas comer... 
Todo un poema de despropósitos.
Toda una cadena de señales no atendidas debido a mi estado "zombie" en el que me encontré.
Una experiencia:
Mi cuerpo y mente estaban dispuestos a pasar un fin de semana entre amigos haciendo lo que más me apetecía hacer: disfrutar corriendo.
Una lección:
La montaña, el medio donde zanqueo, me ha abofeteado y puesto en mi lugar. Esta vez no. No ha querido aceptar mis ganas, ni mi coraje. 
De nada ha servido mi estado de forma.
De nada ha valido el saber que llegar a la meta establecida no hubiese sido difícil.., o sí.., no sé.
Una decisión:
Al intentar hacer cumbre en el Teide, a seiscientos metros, paré. Hasta aquí. No subiría más. No era dueña de mi cuerpo. La altura me estaba avisando que la hipotermia, junto a los contínuos mareos y dolor de cabeza, eran síntomas claros para parar. No era seguro continuar. Descendía. Km 67.
Al intentar beber y comer algo, en el siguiente avituallamiento, km 76, mi cuerpo no quería ingerir nada. Faltaban apenas 24 kms en descenso y por asfalto. Y dije no. Hasta aquí.
Una sensación:
Calma, tranquilidad...
He hecho lo que he creído correcto. 
Un sueño:
En apenas tres meses correré la Rovaniemi y la suma de mis experiencias harán que tenga más recursos para disfrutarla como a mi me gusta: sintiéndola fuerte.

Cierro el primer capítulo de esta temporada con un claro "subrayado": corro hasta donde quiero, cualquier zancada de más.., no tendría ningún sentido.

           


martes, 12 de noviembre de 2013

Delante: la duda.

¡Caramba!

Se hace, se entrena, se complica, se piensa…

¡Uff!

Se camina, se arrastra, se dificulta, se hace…

¡La leche!

Se corre, se suda, se vence, se entrena…

¡No!

Se tiembla, se arranca, se suspira, se complica…

¡Ahora!

Se suspira, se estruja, se avanza, se piensa…

...

¿Haré lo que me he planteado esta temporada?

¿Entreno lo suficiente para ello?

¿Las complicaciones serán monstruos vencidos?

¿Me lo he pensado bien?

¿Vale la pena luchar por un objetivo?

¿Se analiza fríamente la posibilidad real de conseguir un sueño?

¿Cuánto es mucho y cuándo no te esfuerzas lo necesario?

Vaya…

Aquí he llegado.

A las puertas de comenzar con los objetivos soñados, tras meses de esfuerzos y a la espera de dos de los meses más duros de mi vida (y los más duros deportivamente hablando).

Sin haber entrenado específicamente para el primero (cruzar Tenerife subiendo al Teide), y con dudas por no saber si la recuperación será lenta o rápida, con el peligro de tener la Rovaniemi 150 a las puertas y con todo el volumen por hacer…

...

¡Cuánto miedo!

Y ahora, conociendo y teniendo claro los monstruos que me acechan, cierro los ojos e intento tranquilizarme.

No hay objetivos sin dudas ni esfuerzo.

Lo que quieres..., lo sufres.

Hay que sufrirlo.

Tengo que sufrirlo.

Y en esa agonía, propia de la vida en sí, abro los ojos mirando hacia el horizonte y sonrío.

Sonrío porque así me enfrentaré a los cientos de kilómetros por recorrer.

Quiero...Creo...Lo intento.

Y en el intento soy feliz.

…No corro por otra cosa.


      


miércoles, 6 de noviembre de 2013

Juego de niños

Desde hace unas semanas tengo una extraña sensación cada vez que salgo a entrenar.

No es mi mejoría considerable en mi estado físico.

Ni mis tiempos en carrera que se han tornado más cómodos a velocidades superiores a las acostumbradas.

No es el cambio de estación con temperaturas frescas y tiempo muy variable.

Ni mis días de regeneración muscular preparándome para mi intento de correr muy largo y alto en Tenerife en dos semanas.

No es mi ilusión al acercarme cada vez más a mi horizonte.

Desde hace unas semanas tengo una sensación nueva recorriendo mi cuerpo cada vez que embisto un entrenamiento.

Aparece sin más, como si estuviese acoplada a mis zapatillas y se desprendiese a la primera zancada.

Y no es una sensación desconocida, no. Pero hacía tanto tiempo que no la vivía que.., no la creía como una posibilidad.

Desde hace unos cuantos entrenamientos.., he vuelto a sentirme niña.

Esa niña que soñaba con ser olímpica.., encestando la canasta definitiva que nos diese una medalla. Esa niña que pasaba horas y horas intentando batir su propio récord de "cualquier cosa" encumbrada en un mundo de intentos e ilusiones.

Esa niña que ya es adulta y que ha vuelto a sentir que juega en sus ratos libres...

Juego a ser baqueta golpeando la montaña en cada bajada "pa, pa ,pa-pa, pa". Golpes que emiten sonidos que convierto en música en cada choque de mis pies contra el suelo...

Juego a ser caballo arrastrando diligencia mientras tiro del pulka y escapo de los forajidos para poder llevar el correo a su destino...

Juego a ser la aventurera más tozuda en la expedición más dura, mientras levanto pesas y trabajo a lo bestia entre cargas y máquinas...

Juego a ser conquistadora en la proa de cualquier cima, observando mi reino hasta el horizonte...

Juego. Juegos.

Y cuando apago el pulsómetro, freno mi zancada y respiro.., todo se termina...no más chispa en mis ojos, ni más fuego en mi corazón.

Dejo mi mundo de ensueño hasta el próximo entrenamiento.

¿Seré náufrago rescatado por sirenas?

¿O india subiendo a la cumbre en busca del águila dorada?

Quien sabe...

Eso sí, de una cosa estoy segura: será divertido.