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lunes, 17 de septiembre de 2012

Entrada en boxes

¿Cómo dos escasos centímetros de mi pie pueden causar tanto dolor?
¡Dos centímetros me han dejado sentada en un sofá durante siete largos días!
Increíble.

Ya tengo el alta médica y deportiva. Esta noche me han dado el retoque final y creo que ya podré continuar...

Es curioso, la gente que me dice que no puede ir hasta donde se lo propone porque le duele aquí, le molesta allá..., imposible la meta con tanto freno corporal.., que no vale, que su rodilla, que su espalda.. Que lo mío es diferente porque yo soy una persona fuerte, que lo aguanta todo...
Que lo aguanto todo...
¡Vaya un tirar balones fuera!
¡Que yo soy fuerte, que no me duele nada, que mi cuerpo está perfecto para llegar hasta donde quiera,,,!

Hoy me han valorado, he entrado en boxes y me han hecho una revisión general...
Resultado:
-Cada pie con un problema distinto, uno con los dedos en garra , el otro con descolocación general de las decenas de huesecillos que tiene mi 39 de pisada, obstrucción de no sé qué y alguna cosa más que no sé ponerle nombre.
-Mis cuádriceps están oprimidos por su colega Fascia que hace que tengan una forma nunca vista por el profesional que me estudiaba...
.Los psoas están de nuevo tan acortados que me destrozan literalmente mi cadera y mi "postura equilibrada"...

Esto es una parte.., ahora falta el agachar la cabeza y , con toda la razón, darme golpes contra la pared por no haber sido previsora y haber estado atenta a los avisos corporales...
Se supone que debería tener experiencia en ello...

He retrocedido varios pasos hacia mi sueño, varias semanas en mi plan general de entrenamiento para llegar a Finlandia...
El tiempo pasa y mis avances y mis contratiempos se igualan en la pelea por llegar o quedarse en el intento.

Me duele el dedo, tengo molestias en las plantas de los pies, los tobillos, la fascia, los psoas y las lumbares...
Son baches en la carretera que no podrán arruinarme el viaje...
Los iré arreglando con toda mi fuerza.
No me rindo, para este diagnóstico hay una medicina: perseverar.
Y yo lo haré.
¡Vaya si lo haré!



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