} .slideshow-container { width: 400px; height: 320px; background: #bb0000; border: 2px solid #bb0000; }

sábado, 16 de marzo de 2013

Última parada en Finlandia: Tornio.

La otra frontera, la Border del otro lado, lejos de Rusia, a más de 400 kms.
Border to Border. Rajalta Rajalle-Hiihto.
Cuando intenté leer por primera vez la palabreja esta, pensé que se trataba de una broma o de una prueba “chorra” que mi compañero me escribía para reírnos un rato. Incluso en el primer correo donde me insinuaba su petición de pensármelo, no le di importancia porque ni pensé que esa unión de letras significaba algo en realidad.
¡Y vaya si significaba!
La Rajalta Rajalle-Hiihto., a pesar de estar el último día subida en una guagua y no deslizándome sobre esa espectacular nieve finlandesa, ha marcado una nueva frontera en mi manera de vivir.
Y lo digo muy segura.
Toda prueba deportiva, ya sea de corta o de larga distancia, es dura en la medida que uno se plantee.
En mi caso, jamás había querido llegar a sentir esa dureza porque, en realidad, me gusta mucho disfrutar de un sufrimiento ajustado a mi forma de vivir la vida. O sea, sufrir lo justo.
Pero Finlandia y su frío no me han permitido ser la “hippie de las nieves”.
Aquí he tenido que ser Susana al doscientos por cien, sin fisuras.
Durante 300 kilómetros he tenido que sufrir y luchar a trocitos…
Los trocitos de distancia que separaban un avituallamiento de otro.
Desde el kilómetro cero busqué mi objetivo y mi lucha: llegar a la siguiente parada.
Y así durante cinco largos y duros días.
No he tenido que llegar a ninguna frontera para lograr mi objetivo de temporada.
He tenido que morir por treinta metas en cinco jornadas, treinta paradas que eran para mí una auténtica lucha contra los elementos y contra mí.
Imposible explicarlo sobre el papel…
Yo no puedo.
Derramo lágrimas de impotencia al ver esa última meta al alcance de mis manos pero no al alcance de mi tobillo maltrecho.
Ha sido en mi 31 parada cuando he tenido que parar definitivamente, a pesar de que mi ilusión continua esquiando con mi compañero…
Mi ilusión…, esa que ha movido mi cuerpecito y mi vida hacia aquí.
Duros meses de decisiones, todas vitales para la consecución de este objetivo.
No escribiré mucho más…
Todo lo saben.
Han podido seguir mis pasos en cada uno de los momentos más importantes de este sueño.
Han leído en mis letras todo lo que representa el deporte en mi forma de vivir.
Han escuchado mi pasión por luchar por lo que uno desea.
Lo que uno desea…
Lo que uno sueña…
¡Cuánto trabajo y lucha diaria por intentarlo!
Pero cada uno de los pequeños esfuerzos, hasta el más grande de ellos, han merecido la pena.
Ahora cerraré los ojos.
Respiraré.
Y mi corazoncito bombeará sangre con una nueva ilusión…
Porque Finlandia no es el final de mi etapa.
Finlandia es el comienzo de muchas, muchas otras.
Y todas ellas cargadas de pasión.
La pasión que activa mi ilusión.
Esa ilusión por mover mis piernas.
Muchas gracias por estar tras esa pantalla.
Lo crean o no, me he sentido muy arropada por tantos lectores interesados.
Ojalá mis sensaciones le hayan servido para pasar un buen rato.
Ahora, en este preciso momento, ya tengo un nuevo objetivo:
Intentaré buscar la felicidad como mínimo dos segundos al día.
No es tarea fácil aunque lo parezca.
¿Son conscientes de ello?
Ser plenamente felices dos segundos al día…
Y darse cuenta de ello…
Ahí va…
Cierro los ojos….
Y brota …, la ilusión.
Una ilusión.., que pasa del blanco… a otro color…
Otro color…
¿Cuál será?








1 comentario :

  1. La ilusión te llevó a vivir esta experiencia increíble. Ella seguirá moviendo tus piernas hacia nuevos sueños, nuevas experiencias, nuevos aprendizajes.
    ¡Enhorabuena campeona!

    ResponderEliminar