Faltan exactamente tres días para partir hacia tierras heladas.
Tierras lejanas hace unos meses.
Impensables hace un año.
Pero aquí están.
A escasos kilómetros...,justo los que me separan del aeropuerto.
Mucho ha sido el trabajo realizado, mucho y muy complicado.
Ahora, en menos de una semana, dos novatos canarios, la única representación española el diez de marzo, se enfrentarán a sus miedos, a sus fantasmas y al goce del reto en sí.
La ignorancia en temas y técnica de esquí de fondo es casi absoluta. La fuerza mental y física deberán suplir esa deficiencia importante con respecto a los experimentados esquiadores con los que se toparán.
Meses de preparación y de búsqueda de información y materiales para intentar atar cabos y más cabos.
Centenares de horas robadas al sueño.
Litros de lágrimas derramadas por el camino.
Mas de 3.000 kms realizados, más de 400 geles ingeridos, aproximadamente 230 litros de bebida consumida durante el entreno y así.., muchos datos más...
Casi todos me sorprenden. Parece que no he sido yo quien haya hecho todo ese consumo...
No me lo creo. Pero es cierto.
...
Ahí está mi maleta abierta.
Con mucha de la ropa ya metida, las botas, guantes, gorros...
Y, junto a ella, el listado de material necesario.
Mucho que llevar.
Aunque dudo que en ella quepa mi miedo, mis dudas y mi sensación de terror que tengo durante estos días.
Demasiado volumen para ese equipaje.
Ya veré...
Llegado el momento, si veo que no caben, me los dejaré en casa.
Creo que será mejor.
Por mucho que releo el listado, no encuentro por ninguna parte la necesidad de llevar el miedo a Finlandia.
Se quedará en casa.
Él no ha luchado por este reto.
Yo sí.
Mi sueño ha partido ya, rumbo tierras laponas.
En breve, iré en su búsqueda.
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