La tenía colgada, abandonada.
Solo iba en su busca por pura obligación, porque las circunstancias
así lo exigían.
¡Lo siento mucho amiga!
...
Ayer, me acompañó en mi entreno, su sobrepeso no me ayudaba en mi estabilidad y tras varios cambios de ritmo comenzó a sufrir y a hacer
extraños ruidos.
Me puso nerviosa.
Solo oía sus quejidos y eso me enfurecía.
¡La abandono!
¡No salgo más con
ella!
…
Pasaron los minutos y seguimos…
Seguimos …
Me fui tranquilizando .., y ella conmigo…
Y todo comenzó a fluir…
Pisamos tierra, respiramos la montaña mojada y salté sobre charcos de barro con ella.
Y disfruté como nunca lo había hecho.
…
Me arrodillé, le pedí disculpas por mi arrogancia y mi odio.
Sé que ella no puede dar más de lo que da.
…
Ayer descubrí que… tenía una amiga solitaria y callada, esperando
pacientemente que yo disfrutase por fin, de su compañía.
…
Cuando llegué a casa y la colgué en el garaje, le acaricié suavemente el sillín y le di las gracias.
…las gracias por estar ahí y ayudarme a avanzar…
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