Dos.
Tres…
Así hasta 200, quizás más…
¿Te cansarías de intentar algo que quieres conseguir si
tuvieses que levantarte tantas veces?
Observo a otros
compañeros y por naturaleza o destreza consiguen lo que se proponen semanas
antes que yo, incluso meses…
Siempre me he creído hábil en temas deportivos pero, actualmente
(¿será la edad?), veo que me cuesta la
vida alcanzar una técnica mínima en las nuevas modalidades deportivas que
pruebo.
Y lo que te imaginabas como un juego, se convierte en una
batalla mental en donde el tesón y la disciplina tienen que ganar la lucha a
tantos y tantos intentos fallidos.
Hace unos años quise aprender a hacer malabares con bolas.
Tras varias semanas y miles de intentos, todos los que me
observaban terminaron aprendiendo mucho antes que yo…
Estaba desesperada.., no me lo podía creer.., ¡no podía
mantener las tres bolas en el aire sin que se cayesen! (y mi familia al
completo, hasta el perro, ya estaban hablando de montar un circo.., sin mí..,
claro está).
Hasta que un día les dije a todos que estaría intentándolo
hasta que me saliese.
No me movería de allí hasta lograrlo.
Y lo hice. Tras varias horas plantada en el mismo sitio, el
movimiento surgió y las bolas se mantuvieron bailando en el aire.
Ahora estoy aquí, con las piernas agotadas de levantarme,
sacudir la arena de mis pies y tranquilizar mi mente para equilibrarla…
Llega el turno de la “cuerda floja”, del slackline…
De nuevo todo el mundo parece más diestro que yo…
Me subo en la cinta.
No puedo quitarme de la mente una imagen: la de un mamut
intentando cruzar un acantilado.
Dos pasos y me caigo al abismo…
Y así cientos de veces.
Dos pasos y al suelo.
Vuelvo al punto de partida.
Subo.
Sacudo la arena de las plantas de los pies.
Miro al frente.
Bajo punto de gravedad.
Respiro.
Visualizo mi objetivo…
Avanzo.
Dos pasos.
Al suelo de nuevo.
Vuelvo al punto de partida.
Subo…
Sacudo la arena de las plantas de los pies.
Miro al frente…
…
Y así.., hasta que llegue un día y.., me salga…
O eso espero…
No me rendiré. Lo tengo claro.
Quizás sea mucho más torpe que mis amigos.
Me alegro por ellos.
Yo…
Yo.., seré más lenta en el aprendizaje, pero tengo clara una
cosa:
Lo intentaré las veces que hagan falta.
(Aunque a los del circo no les interese para nada un mamut
equilibrista…)
Nota: lo más gracioso de todo es que una vez que haya
conseguido mantenerme sobre la cuerda floja.., esa cuerda subirá de altura..,
las caídas serán bestiales y el reto que me espera.., me hará temblar las
piernas, el alma y.., la de los demás…
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