} .slideshow-container { width: 400px; height: 320px; background: #bb0000; border: 2px solid #bb0000; }

martes, 11 de diciembre de 2012

Mitad del recorrido


Miedo.
Nervios.
Inquietud.
¿Qué ocurrirá?
220 kms.., una semana…, un abismo para una deportista como yo, acostumbrada a sufrir y a padecer molestias tras las grandes pruebas en las que me he embarcado…
El primer día, tras aparcar el coche en lo que iba a ser mi circuito de entreno, de patinaje, mi hogar durante siete largos días, me tiembla el corazón y me duele la cabeza.
¿Qué estoy haciendo?
¿Por qué?
¿Qué necesidad hay?
Me engancho a los patines.., y comienzo a deslizarme…
Vibraciones dolorosas en mis piernas que hacen temblar mi mente.
Dolor los primeros tres kilómetros, pánico…
No voy a salir bien de ésta…
No lo voy a conseguir…
Mi vida deportiva es como una telenovela…
Sin drama.., no consigo nada…
Pero ocurre…
¿Qué pasa?
¡No es posible!
¡No en mí!
Cuarto kilómetro y comienzo a ..,  esquiar…
Veo nieve, árboles helados.., incluso puedo oler el olor a salchichas que habrá en los avituallamientos Finlandeses… (que en realidad era el olor a queroseno del aeropuerto.., zona donde patino… ja , ja, ja.., pero mi imaginación a veces me juega malas pasadas)
Y tras concentrarme.., comienzo a sonreír , a soñar que es posible y que todo esto me gusta mucho, más de lo que me había imaginado.
Cierto es que no solo es gracias a mis ganas, mucho se lo debo a mi compañía.
Este sueño de la Border to Border en Finlandia no solo es mío. Voy acompañada.
Acompañada de una sombra a la cual persigo, con la cual me río, con la que canto, incluso con la que lloro. Gracias a esas huellas de patín que visualizo delante de mí el camino es mucho más llevadero.
No estoy segura de que todo esto fuese igual completamente sola.
Gracias.

Pero además de mi espigada y reforzada compañía en patines, está mi familia, sin la cual sería totalmente imposible realizar todo esto.
Mi esfuerzo no sería suficiente sin ellos, que me abrazan, me coordinan para tener hueco para ejercer de madre y de soñadora a la vez, que no les importa mi ausencia si ésta me lleva a ser más feliz…
Me emociono al pensarlo… Sobran las palabras ya que no pueden abarcar mis gracias.
Gracias.

Y mis amigos.., que me empujan día tras día hacia un reto que ya no solo es mío, es de todos.
Gracias.

Y mi corazón.., mi alma…
¿Mi corazón?
Les voy a contar mi secreto…
Tengo un corazoncito un poco especial…
Al que no le importa que mi cuerpo esté cansado…, porque él se pone a cantar.., no sé.., una de Ana Belén.., o quizás una de los Suaves.., y hace que me traslade a grandes recuerdos y… mi fatiga se diluya en borbotones de energía.
Tengo un corazoncito un poco loco…
Al que le ofreces un mordisco de turrón.., por ejemplo.., y se mete 20 kilómetros alimentándose de esa sensación…
Tengo un corazoncito un poco .., centelleante, quizás prohibitivo para muchos, por lo extravagante, por lo intenso.., por la frustración constante que implica tanta pasión acumulada en mi pecho…
Pero no me importa. Me gusta. Me encanta. Me hipnotiza. 
Soy feliz así: con mi sombra espigada, con mi familia, con mis amigos y con mi corazón…
Lo demás es..., simplemente.., secundario.
Simulación al 50% conseguida.
En febrero toca otra, esta vez al 70%, para acercarme más y más al sueño helado.
Finlandia, ahora somos muchos.
Y para allá vamos.



No hay comentarios :

Publicar un comentario