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martes, 11 de marzo de 2014

WWW.LAILUSIONMUEVEMISPIERNAS.COM

Aquí dejo mi blog...
Aquí escribo mis últimas palabras en este espacio.
A partir de ahora, las palabras ilusionadas que expresan mi manera de disfrutar soñando, se mudan de casa y se trasladan a la siguiente dirección web:
http://lailusionmuevemispiernas.com

¡Están todos invitados!






lunes, 3 de marzo de 2014

Una palabra, un sueño.

Desde las tres de la mañana del sábado, hora en la que atravesé la meta, he estado intentando buscar un sustantivo que pudiese describir mi experiencia en la Transgrancanaria 2014.
Por mucho que buscaba y rebuscaba, por mucho que ordenase mis sensaciones, experiencia, dolores, risas, esfuerzo, agonía y disfrute no encontraba esa palabra que pudiese ayudarme a transmitir una idea de lo vivido.
Son las seis de la mañana del lunes, he abierto los ojos de golpe, me he despertado teniéndola conmigo. Tengo las siete letras buscadas.
Esa palabra resume lo que ha sido para mi la Trans más difícil de la historia de esta ya mítica Ultra.
Dudo mucho que exista una prueba tan completa, técnicamente hablando, en el mundo. Personalmente creo que con el nuevo recorrido, los factores climáticos previos a la prueba (lluvia y nieve) y el tiempo del día de carrera, la Trans ha apabullado a cada uno de los tres mil participantes de cada una de las categorías.
Yo he tenido la sensación de aventura, he tenido momentos de asombro por dónde y cómo estaba avanzando: saltos de agua, caminos embarrados, subidas prácticamente verticales, escaleras hacia el cielo, pueblos esculpidos en la montaña con calles empedradas cuesta abajo/cuesta arriba donde pensaba que sería duro ser niño allí e ir a hacer los recados sin calles para descansar las piernas en un suave paseo silbando hacia el supermercado.., interminables caminos hacia abajo, trozos de infierno para las ya cansadas piernas y pedazos de paraíso concentrados en ciento veinticinco kilómetros de puro y duro trail.
Quizás para algunos esté exagerando, pero cada una de las palabras que he escrito las he masticado previamente. No quería sobrepasarme ni quedarme corta. 
Esto es lo que pienso.
Lo que he vivido, se lo cuento ahora:
Doce de la noche, zona norte de Gran Canaria, una suave brisa marina y una débil lluvia nos da el pistoletazo de salida, atrás dejamos la música, las risas y la multitud que se ha reunido con ganas de vivir un ratito el espíritu de las grandes competiciones y darnos gramos del ánimo que tanto nos haría falta en las horas siguientes.
No he podido dormir las horas previas, el miedo y la inseguridad de no saber cómo reaccionaría mi cuerpo ante las embestidas del perfil de carrera me tenían muy nerviosa, más que nunca.
Comienzo a avanzar.., a subir 1200 metros de desnivel en apenas doce kilómetros...
Les comentaré un pequeño detalle para que se hagan una idea. Hay míticas pruebas en el mundo que salvan 8500 metros de desnivel positivo en sus ciento sesenta kilómetros. La Transgrancanaria concentra sus 8700 de subidas en los primeros ochenta y dos kilómetros. 
Bestia, muy bestia.
Subo.
Se respiran los nervios en los participantes, colas interminables de gente avanzando en un silencio increíble, arriba, hacia arriba, paso a paso, subimos.
Me gusta lo que siento. El obligado ritmo de la multitud hace que avance despacio y me dé tiempo de soltar el lastre que llevo encima. Todos los miedos los voy dejando atrás. No quiero peso extra. Necesito conseguir que todo vaya lo mejor posible.
Horas nocturnas que esquivo con varios amagos de sueño, mareos en busca de cama, minutos de mucho frío y viento gélido, dudas con el material elegido al sentir principio de hipotermia, fallos orgánicos avisándome que no sería un día perfecto para ingerir geles y asimilar el esfuerzo fácilmente, jadeos de impresión por lo espectacular del camino haciéndome sentir como a mí me gusta : como en un juego de niños.
Aunque esta vez jugaba a la guerra. Y la batalla sería difícil de ganar.
Con la noche llegó el día y un amanecer en la cumbre isleña.
Con el amanecer , el día, con el día más kilómetros, más esfuerzo, más paisaje, más zancadas a ritmos varios, risas, charlas y dolores. 
Ya estaban presentes hacia unas horas. Ellos me acompañarían el resto de carrera. Pero estaba segura que, si eran esos mis compañeros y no otros, no serían un obstáculo para alcanzar mi segundo sueño.
Estaba donde quería estar y como a mi me gusta vivirlo, en un cóctel de sensaciones fuertes.
Dejo atrás a los primeros compañeros que abandonan su intento de ultramaratón, adelanto a participantes zombies y sufriendo mucho, quejas de la dureza del recorrido llegan a mis oídos con mi respuesta invariable que hago que llegue a los oídos del herido: esto es vivir un ultra a lo grande, ni dibujando en papel el recorrido, ni dibujando el sol, la lluvia, el viento, las piedras y el barro al antojo del artista, hubiese salido una acuarela mejor que lo que estábamos viviendo nosotros.
Pasan las horas. Soy muy consciente del ritmo que debo seguir para tener las máximas garantías de llegar al sur. Ahora sé que me faltan muchas horas para ello.
Avanzo jugando con el tiempo de corte de carrera. No miro el tiempo hacia delante, lo miro hacia atrás. Las puertas se cierran para los compañeros que están a mis espaldas, a apenas unas horas de mi y que no logran avanzar al ritmo más lento impuesto por la organización.
Recibo los primeros apoyos de mi gente. Están aquí. Por primera vez me siguen en carrera. Verles me alegra. Al fin pueden verme y no escucharme. Necesitaba que ellos pudiesen sentirme en la montaña y no en meta como la mayoría de las veces.
Para mi hija voy demasiado lenta, nos reímos de sus comentarios ya que para ella esto no es una carrera..,¡es una caminata!
"Mamá el primero ya llegó, ¡¿cómo que te faltan trece horas más?!". Ja, ja, ja...
Grande lo que ha podido mascar mi hija en esta experiencia. Su perspectiva es la que es, pero estoy segura que a partir de ahora sabrá a lo que juega su madre cuando sale de casa para correr.
Tras horas de intenso calor llego al kilómetro 82. Parada para cambio de ropa y comida caliente.
Mi organismo no quiere comer con normalidad. Bebo caldo e intento ingerir pasta pero se me hace difícil.
Hago mis cálculos para estimar la hora de llegada y decido dormir veinte minutos. La noche se hará larga y llevo demasiadas horas seguidas despierta.
Duermo, abro los ojos y de nuevo en carrera.
42 últimos kilómetros. Los más difíciles. Bajamos.
Falta menos para todo. Menos metros, menos fuerza...
Queda más para mucho. Más dolores, más cansancio...
Me informan que mi futura compañera de sueños para Lavaredo está a media hora de mi, avanzando en su modalidad de 84 kilómetros sufriendo dolores fuertes en las rodillas.
Sería lindo poder alcanzarla y terminar juntas la aventura, como preámbulo a nuestro futuro sueño italiano.
El último tramo técnico de carrera es una bajada terrible que no imaginé ni en mis peores pesadillas que culmino con un abrazo recuperador, agradecido y reconfortante. Mi entrenador y compañero de aventuras acaba de llegar de viaje y se ha incorporado al equipo de alentadores y emocionados seguidores.
Qué paciencia han tenido.., cuánto me han dado. Un lujo y un placer vivir con ellos esta experiencia.
17 kilómetros para meta. Mi cuerpo ha dicho no.
No más correr, no más disfrute. Fin.
Off.
Avanzo lentamente y con dolor en todo mi cuerpo. 
Y sabía que faltaban todavía varias horas más.
Duro, difícil.
Me duermo.
Último aliento y últimos ánimos que me reconfortan un par de minutos, los suficientes para despertarme y dar el último empujón.
A dos kilómetros escucho mi nombre. Es ella.
Nos hemos encontrado. Nuestros sueños se mezclan para llegar juntas. A partir de ahora soñaremos en la misma historia.
Dos mil metros de charla y resumen de carrera. El dolor se hace muy presente en ella . El mío parece que se disipa al respirar la meta.
Al fin la meta. 
Más amigos esperan en la playa.
Abrazos y felicitaciones.
Mis abrazos de agradecimiento y admiración por la espera.
Llego.
Llegamos.
Arco de meta. 
Lo cruzo...
Sueño dos, sueño dos...
Hecho.
¡Lo he conseguido!
...
Se nubla todo. 
Ya no puedo más.
Cierro los ojos...sueño.
...
Despierto. Son las once de la mañana.
Apenas cinco horas de descanso.
Me apuro para llegar a la entrega de trofeos.
Llego tarde.
Mi podio, mi único podio que posiblemente consiga en una grande como la Trans, se queda vacío por cinco minutos.
Ja, ja, ja.
¡No llegué al tiempo de corte protocolario!
Un detalle más para sumar al esfuerzo que he tenido que hacer para lograr este segundo objetivo.
Un sueño loco y complicado.
Un sueño conseguido paso a paso, al ritmo de mi pasión por sentirme viva.
Ahora.., sin ser consciente de lo que realmente he logrado, necesito quitarme las miles de agujetas que traladran mi cuerpo para continuar...
Continuar soñando...
Hoy, lunes cuatro de marzo me he despertado con la palabra que lo resume todo de esta experiencia. 
Y esa palabra es:
"Bestial"




viernes, 28 de febrero de 2014

Transgrancanaria 2014, en un mar de dudas

A poco más de ocho horas para el comienzo del segundo objetivo de temporada, los nervios están ya muy presentes.
Lo normal.
Los 420 corredores que afrontarán los 126 kms de la prueba estarán igual.
Y los 2500 participantes del resto de modalidades, igual de duras para cada uno de los implicados, comenzarán a estarlo en breve. 
Ellos comenzarán mañana.
12 de la noche, pueblo de Agaete.
Eso es lo que sé.
No sé nada más.
Nada del recorrido. 
Nada de nada...
Las dudas son grandes. Nunca he afrontado una prueba de esta forma.
Las cartas sobre la mesa:
Los contras.
Primero: infección de piel en la zona de máximo impacto y rozamiento, los tobillos.
Segundo: sólo han pasado dos semanas de la Rovaniemi 150. Exactamente 14 días.
Tercero: no he entrenado específicamente para esta prueba. Apenas he corrido con desnivel, ni cuestas...
Cuarto: tengo un dolor plantal que me preocupa. 
Los pros.
Primero: quiero correrla.
Segundo: tengo muchísima curiosidad de saber cómo me sentiré.
Tercero: las ganas de intentarlo son grandes.
...
Sé que es una locura.
Espero poder soportar lo que me tocará vivir en breve.
La sonrisa la tengo preparada.
Y mi mochila está llena de ánimos.
...ahora dormiré una siesta con las piernas en alto.
La batalla comienza.
Hidratación, alimentación, entrenamiento y cabeza.
Esas serán mis armas.
...Gracias a todos.
Les llevo conmigo.





lunes, 24 de febrero de 2014

Sueño dos

Días extraños después de la Rovaniemi.., sin tiempo de digerir ni de cerrar capítulo por la proximidad del siguiente sueño...
El esfuerzo concentrado en las treinta y seis horas de avance por los reinos lapones ha sido mucho. Jamás había trabajado tanto para atravesar una meta.
Mi cuerpo está cansado, se nota, pero tiene una misión importante: intentar recuperarse cuánto antes.
Dentro de cuatro días otro ultramaratón. Esta vez en tierras más cálidas pero con tanto desnivel que sin duda sufriré de lo lindo por las montañas de Gran Canaria.
125 kms. 
Mi segundo sueño de esta temporada.
No hay tregua. La batalla continúa.
Si se ve desde fuera, parecerá una meta alcanzable, ya que todos, en general, dan por supuesto que soy de otro planeta y que si puedo con 150 kms en la nieve.., podré perfectamente con 125 kms por mucha montaña que haya....
Si se ve desde dentro, parece una meta alcanzable, pero con demasiados "contras" que ya no dependen de mi fortaleza mental.
Mi cuerpo está resentido y no sé cuánto aguantará.
En principio las rodillas y tobillos son los que tienen peores sensaciones por el momento.
En unos días sabré sí canta alguna zona más.
La Transgrancanaria. 
Cierro los ojos y sueño...
Intentaré comerme kilómetro a kilómetro, buscando un sueño ambicioso, horizontes...
Paso a paso, dominaré como pueda mi "mal de altura" y poco a poco, los metros y las horas se harán soñadoras....
¿Llegaremos?




lunes, 17 de febrero de 2014

Dos

Dos pulkas, dos sueños, cuatro piernas, una decisión: ir juntos.
Desde el principio de este reto nevado, tanto Sergio (mi Sombra alargada a partir de ahora) y yo, teníamos pensado en avanzar solos persiguiendo nuestra meta en Rovaniemi de la forma que hubiésemos decidido: al máximo de nuestras posibilidades, al límite de nuestras fuerzas, en busca de podio, buscando disfrute pausado...
No lo sabíamos.
No lo sabremos nunca ya que , después de una charla pausada y tras seis meses de entrenamiento conjunto casi no hubo estrategia de carrera que decidir. Estaba claro, no hubo dudas. 
Desde que mi Sombra lo planteó, yo creí, sin dudarlo, que sería genial avanzar juntas de nuevo en Finlandia.
No se pueden ni imaginar el grado de complicidad y el equipo que hemos formado en estos casi tres años de amistad.
Corremos juntas pero separadas. Es muy curioso.
Les contaré un detalle (uno de muchos):
Cuando corro apenas hablo. 
El año pasado, en cinco días y trescientos kilómetros de nieve recorrida apenas hablé diez minutos.
¿Se imaginan a alguien así como compañera de aventuras?
Así soy yo.
Cuando corro y el esfuerzo es grande, me sumerjo en un mundo muy mío, donde me concentro y..,no articulo palabra...
Y mi sombra acepta esa condición sin demasiado problema. 
Es cierto, que ha tenido que aprender a hablar sola...
Cuando un equipo "hace piña", es el equipo perfecto. 
Y yo tengo esa sensación con mi Sombra.
Sin duda ella tenía un objetivo que alcanzar.
Y sin dudarlo yo también lucharía por el mío.

La salida de la Rovaniemi150.
Nueve de la mañana.
Sin nervios, sólo una duda: ¿alcanzaríamos el tiempo del primer corte?
Comienza la carrera.
Primeras sensaciones tirando del pulka sobre la nieve. Al fin sobre nieve.
Es muy cómodo. 
Apenas pesa a pesar de los veinte kilos que llevamos (aunque el cuerpo nos recordaría más adelante que sí arrastrábamos de ese pequeño pulka demasiado pesado).
Habíamos decidido portar todos los "por sí acasos" posibles. La experiencia es un grado y nosotros no teníamos ni idea de lo que nos íbamos a encontrar.
Raquetas, botas overflow, clavos, zapatos de repuesto..., vamos un arsenal...
Corremos.
Al fin avanzamos.
Porohovi. Primer punto de control y primer objetivo conseguido.
Hemos arañado una hora sobre el cierre de control y eso era una tranquilidad.
¡Y estaba hablando!
Tenía muy claro que había venido a disfrutar y esa sería mi lucha.
Tras un par de horas más, las señales nos dirigen al primer bosque lapón, un pequeño sendero enrevesado, marcado entre delgados árboles donde el pulka se enredaba, chocaba, volcaba y todos los "abas" posibles, haciendo inútiles nuestros intentos de avanzar.
Qué frustrante...
Mis primeros esfuerzos y toda mi concentración para ese tramo.
Decir además que el ir enganchada al pulka con dos tubos rígidos de metro y medio, no ayudaba demasiado.
Cuando llegamos al lago.., creí ver el cielo.
Primer contratiempo superado (y esperando que no hubiese demasiados así)

¿Se imaginan avanzar sobre un paisaje muy, muy amplio y blanco a rabiar?
Así son los lagos en Finlandia. 
La apasionante tundra. 
Increíble.
Me quedo con ella. Sin duda. A pesar de que para muchos es insoportable recorrerla, kilómetro tras kilómetro con la sensación de que jamás terminará. 
Pero a mi me sobrecoge, me encanta.

Ciento cincuenta kilómetros de paisajes lapones, treinta y cuatro geles, cuatro bolsas de fuets y chorizos, dos comidas calientes (pollo y pasta, ternera y arroz), un mouse,media tableta de chocolate y aproximadamente catorce litros de agua con sales.
Quizás esta carrera no sea mucho más dura que cualquiera de los ultramaratones consagrados, pero el gasto energético es tal que tenía sensación de hambre cada veinte minutos. Asombroso.
El recorrido iba siendo marcado por nuestros pulkas y nuestras pisadas. Todo marchaba bien.
Y a las cinco de la tarde.., llegó la oscuridad.
Me gusta la noche.
Y recorrer bosques nevados sola es alucinante.
Los tramos donde no tenía a nadie a la vista fueron de sensaciones extrañas. Me venía a la mente, demasiado a menudo a mi parecer, mi paso por Finlandia el año anterior, como prediciendo algo...
Es cierto que enseguida giraba la cabeza y me concentraba en atisbar algún reno.., que jamás llegó, a pesar de las múltiples huellas en el camino...
En fin, en otra ocasión será...

En la noche llegaron los primeros síntomas de cansancio y el haber decidido parar a dormir un poco en el kilómetro setenta no ayudó demasiado.
Parecía que no avanzaba...
Los ritmos de carrera son tan lentos que se hacen tediosos, insoportables por momentos. Pensar que veinte kilómetros serían casi siete horas contando las paradas para rellenar los botelleros e hidratarnos es algo fácil de contar y escribir, pero difícil de vivir...
Cuando el ansiado setenta llegó, nos encontramos con Julián y Álvaro, dos compañeros españoles fantásticos avituallándose. Julián, que vive en Rovaniemi y ha trabajado en la carrera en años anteriores nos recomienda para dormir el kilómetro 79 porque allí hay un pequeño refugio más acogedor .
Decidimos avanzar nueve más.
¿Qué pueden ser nueve kilómetros? No mucho...
Pues ese "no mucho" se convirtió en una cuesta con el "nada cómodo" estado de la nieve que pisaríamos el resto de carrera.
Un infierno.
Pero todo tiene su fin.
Y el avituallamiento donde dormiríamos fue un momentazo para enmarcar. 
Sentados sobre pieles de reno, alrededor de un confortable fuego en un tipo de cabaña circular de madera, donde secamos nuestra ropa, cenamos, vi el alcance de mis llagas y el comienzo de mi reacción al sudor en mi piel, donde compartimos un rico café y donde una amable voluntaria nos acompañó a otra cabaña donde podríamos dormir.
Cincuenta minutos de gloria para embestir la segunda parte de carrera.
Faltaban 71 kilómetros.
El descanso hizo su efecto durante los nueve kilómetros siguientes, muy duros en la llana Finlandia...o eso es lo que dicen.., porque lo que hemos tenido que subir y bajar..., no tiene nada de llano...en mi humilde opinión ...
A las cinco de la mañana sucumbí al sueño.
Caminaba dormida.
La nieve que cayó durante unas horas hacía que cerrase los ojos y mi sueño era tal que sólo me despertaba el cambio de nieve que pisaba al irme hacia los lados.
El silencio llegó.
Ya no hablaría más hasta las diez de la mañana.
Horas duras.
Pero todo, lo malo y lo bueno, pasa.
Sólo había que ser paciente.
Llagas, dolor de espalda, rodilla tocada, piel enrabietada...
Todo iba según el plan previsto.
Y aunque sabía que era una posibilidad, lloré como una niña cuando me asomé al abismo de ver la meta cerca y la posibilidad de no atravesarla más cerca todavía...
Un lloro de mucha lágrima que quitó presión a mi inflamado cuerpo y alivió un poco mis pensamientos.
Paso a paso.
Zancada a zancada.
Avanzando.
A 34 del final sabía que ya estaba muy cerca.  
¡A once horas!
Ja, ja, ja...
Pero sabía que lo conseguiría.
Sólo pensarlo hacía que volviese a llorar.
Quise llamar por teléfono para informar, pero el solo hecho de imaginar lo que iba a decir, hacía que las lágrimas brotasen y se convierten en granizo al saltar de mi cara.
Cuántas sensaciones concentradas con el esfuerzo...

La llegada al 140 fue agónica. 
Parecía no llegar nunca...
Y, en mi desespero, decidí terminar cuanto antes e ir en busca del último lago ya.
No quería más nieve blanda...
Me enrabieté con el recorrido, con sus subidas, sus bajadas, con el lento paso de los kilómetros ...
Corrí, corrí hasta reventar, solté todo lo que tenía guardado.
Mi sombra me seguía callado.
Alcanzamos a Álvaro (Julián abandonaría en el 115), lo sobrepasamos, alcanzamos a dos italianos a los que no les gustó mucho nuestra presencia, llegamos al avituallamiento ansiado y vimos al otro español en carrera. 
Registramos nuestro paso. Nada más. No hubo parada.
Corrimos. Corrimos.
Sólo una pregunta de mi sombra: ¿a qué estamos jugando Susana?
Sólo una respuesta: quiero llegar ya y quiero entrar antes que esos cuatro hombres que hemos dejado atrás.
Nunca me ha importado demasiado luchar por una clasificación. 
Pero tras tanto esfuerzo, quería gastar las fuerzas que creía agotadas.
Los italianos intentaron darnos alcance. El juego de luces mirando hacia atrás fue divertido.
Corría lo máximo que podía y contaba cien. Caminaba a mi máximo y contaba otras cien.
Así hasta que perdimos las luces en los diez últimos kilómetros interminables de lago.
Divertido final.
Cuando llegamos al hotel, kilómetro 151 y meta, nos esperaba la organización para quitarnos el dorsal, registrar la llegada, hacernos la foto, darme el premio por ser la primera clasifica, darnos agua, 
bocata, devolvernos el dinero de la fianza...

En cinco minutos estábamos despachados.
Y en dos minutos nuestro cuerpo hizo off.
No podía caminar, mis rodillas estaban inflamadas, mi piel muy irritada, mis pies un poema.
Ducha y caí rendida...
Y fue ahí exactamente durante los tres segundos que tardé en dormirme.., cuando supe que no estaba soñando.
Rovaniemi150 no era un sueño.
Lo había hecho realidad.

Y les diré algo:
Esta aventura parecerá la odisea que cada una de las mentes lectoras dibujen. 
Pero me gustaría dejar claro que los sueños personales, los grandes retos, se consiguen trabajando poco a poco, esforzándose, sufriendo y disfrutando, dudando, llorando, luchando...
No hay detrás superhéroes .., hay personas obstinadas que tienen en sus bolsillos muchos fracasos y unos pocos logros.
Y mis bolsillos.., ahora mismo...están llenos de todo eso y mucho más.

Ha sido impresionante compartir mi aventura helada con ustedes.
Gracias a todos y cada una de las ilusiones recibidas.

Hoy, martes 18 de febrero ya tengo la mente.., descongelada. 
En once días continuaré descubriendo hasta dónde se puede llegar por un sueño.
125 kms. Transgrancanaria.






viernes, 14 de febrero de 2014

Las ilusiones mueven mis piernas

Tras seis meses de preparación específica, ha llegado el día.
15 de febrero de 2014: la Rovaniemi 150 comienza.
Todo en su sitio, incluso los nervios.
No les contaré nada en concreto en esta entrada. 
Me reservaré para el lunes.
Ahora mismo solo quiero cerrar los ojos y descansar.
Mañana cuando despierte, tendré por delante el día más largo de mi vida.
Exactamente 42 horas.
Sólo quiero agradecerles de todo corazón el apoyo y los abrazos recibidos.
Y, ya que estamos, les contaré un secreto:
A mis piernas no solo las mueve mi ilusión.
Las mueve la ilusión de mucha gente.
Gracias.
Gracias a todos (familia, amigos y patrocinadores ). 
Han hecho de esta preparación de temporada que un sueño se haya convertido en realidad.


miércoles, 12 de febrero de 2014

Hasta Porohovi y más allá...

Estamos. Estamos.
He despegado mis pies del suelo canario y sobrevuelo Europa destino Helsinki.
Allí haremos noche, descansaremos y embarcaremos al mediodía del jueves rumbo Rovaniemi. Punto de salida y llegada de mi primer sueño de temporada.
En principio, el sábado 15 de febrero a las ocho de la mañana comenzaré a mover mis piernas rumbo a Porohovi. 
Mi primer objetivo. 
¿El más difícil?
Sí. 
El más difícil.
Todos mis miedos y mis dudas se disiparán o se harán reales en ese tramo hasta Porohovi.
11 kilómetros de nervios que mantendrán mi corazón helado.
La Rovaniemi150...
Ese nombre que apareció sin más una tarde de julio y que se quedó para siempre transformado en sueño.
La Rovaniemi 150.
Una carrera que haré a pie, arrastrando mi material de seguridad,mi alimento y bebida.
Un recorrido de 150 kilómetros sobre nieve, atravesando bosques y varios lagos (helados por el momento.., y suponiendo que llegue antes del deshielo ;-) y con 42 horas para intentar llegar a Rovaniemi. 
Rovaniemi..,otra vez...
Km 11: Porohovi.
Sinnettajarvi, Vittavaara, Morajarvi, Peurajarvi, Kuusilampi, Toramokivalo, Porohovi (km 140).


Así se llaman los puntos de control, donde nos espera una hoguera y agua y donde tendremos que plasmar nuestra firma para comprobar que, efectivamente, hemos pasado por allí. (Detalle este de la firma que me gusta especialmente. Le da un toque "retro-montañero" que me emociona. Cual descubridor.., llegando al nuevo mundo...)
Una carrera con 2000 metros de desnivel acumulado que a priori y sobre el papel no parecen asustar, pero sabemos que en la nieve ese pequeño detalle de desnivel, que pasaría desapercibido en cualquier carrera, hará que nuestra fuerza tenga que pasar una dura prueba durante muchas horas.


Les contaré un dato que descubrí hace unos meses y que me motivó en su momento:
Ninguna mujer ha terminado esta prueba.
Cuando me percaté de ello mi rostro se iluminó y mi cabecita soñadora infantil se imaginó tener el honor de lograrlo.
La primera mujer...
Sería lindo.
Ahora, tras el entrenamiento realizado y con la prueba ya encima, ese reto ha quedado relegado a un segundo plano.
Llegar será todo un logro y lograrlo será una odisea.
El puesto será una consecuencia de muchos factores.
Y mi cuerpo y mi corazón no me piden competición...
Me piden disfrute.
Como cuando salgo a correr "en largo" haciendo noche donde me apetece y al despertar seguir corriendo...
Así quiero vivir la Rovaniemi150.
No duden que lo daré todo y más.
Pero me niego a no poder disfrutarlo.
¿Saben? Hace una hora mi Sombra alargada hablaba sobre la gestión del sueño en una prueba como esta. Hablaba sobre el tiempo de corte y demás detalles técnicos.
Yo escuchaba.., y el solo hecho de poder arañar tiempo al crono para poder dormir una o dos horas sobre la nieve.., me ilusionó.
Tras una preparación tan dura y larga.., el poder permitirte estos regalos.., es mucho más importante (es mi manera de concebir el deporte y la montaña, claro está) que cualquier puesto en podio.
¿Entrenar tanto para llegar cuanto antes mejor?
En mi caso, entreno tanto para poder llegar.
Cuanto más largo sea el disfrute.., mucho mejor.
Además..¿cuántas veces en la vida podré disfrutar de la nieve de esta forma?
¿Una?
¿Dos?
Pues.., eso.
Rovaniemi.
Salida y llegada de un sueño trabajado.




lunes, 10 de febrero de 2014

A cinco de la Rovaniemi150

Lunes 10 de febrero,  a cuarenta y ocho horas de emprender el viaje hacia el territorio helado.
Día tranquilo tras una semana pasada convulsa por diferentes dolores musculares que me preocupaban (y mucho).
Esas molestias continúan ahí pero el siempre increíble diagnóstico de uno de mis fisios preferidos, han hecho que rectificase el lugar de anclaje del pulka al arnés y..., mis dolores se han atenuado aliviándome considerablemente.
¡Qué pena no poder acudir más a menudo a estos profesionales! ¡Y yo toda la temporada “sufriendo”, creyendo que todo era culpa de  mi falta de fuerza y mi poca flexibilidad!
A cinco días de salir corriendo dando una vuelta por Rovaniemi (una vuelta larga, eso sí), casi todo está preparado.
Últimas costuras, últimas compras, algún que otro imprevisto debido a la previsión meteorológica, y últimos entrenamientos.
Dejarlo todo organizado en el trabajo, en casa, en el pulka…
La maleta….

La marcha atrás continua su curso. 
... Tic, tac..., tic, tac…
Han desaparecido las dudas y los miedos.
Ahora solo quiero volar y disfrutar de los instantes.
Aunque no haga el frío que deseaba, aunque la tormenta no arrecie, aunque nieve y aunque el pulka pese mucho más de lo entrenado…
...Nada de eso me importa ya.
Estaré en Rovaniemi  y recorreré 150 kilómetros gozando.
El sufrimiento, los dolores y la fatiga me acompañarán en algún tramo, eso seguro, pero ninguno podrá hacerme desistir de mi intento de avanzar.
Que me lesionen si quieren. Solo así pararé.
Pero el disfrute nadie me lo podrá arrebatar si yo no quiero.

…Tic, tac..., tic, tac…






jueves, 6 de febrero de 2014

La ilusión, mi ilusión

Llámenle Ilusión,  llámenle Pasión,  quizás sería  adecuado decir Fuerza, Energía,  Amor por...
No sé...
Cierro los ojos, respiro y la siento. La vivo.
Es algo que me llena y me hace avanzar y vivir.
Pequeña, alocada, tozuda...
Es la que me empuja, la que me hace salir a entrenar cuando flaqueo, cuando el cansancio y los problemas arrecian.
Ella, ese cielo abierto y sin fin. La que me lleva a paraísos pensados y a montañas soñadas.
Mi ilusión,  mis vidas...
Contigo surcaré la Rovaniemi. No me abandones.
Quiero respirarte dentro de tres semanas, bajo el arco de meta de la Transgrancanaria y agradecerte todo lo que has hecho.
Sería otra sin ti. Sin duda.
Te necesito...para mover mis piernas...
¿Viajas conmigo?.

martes, 4 de febrero de 2014

Yo voy.

Y en la cuenta atrás del comienzo de mi temporada de competiciones, otra entrada en el blog, a escasos once días de la Rovaniemi 150.
Ésta con palabras explicándome el porqué de elegir esta prueba.

Erase una vez, una corredora popular que tiene muy presente, cada día, los sueños de una niña que jugaba a ser campeona olímpica hace ya..., treinta años.
Es curioso como conservo la sensación y el hormigueo en mi cuerpo  cada vez que recuerdo esos cientos de horas jugando a lo mismo, día tras día, año tras año, canasta tras canasta…
Esa sensación es la que revivo cada vez que “me encuentra” una carrera.
Es ese cosquilleo, esa chispa..., esa emoción.
Así me decidí, tras un mensaje de mi sombra amiga comentándome un artículo en cierta revista especializada.
La chispa encendió mi cabeza y desde el minuto uno..., ya estaba inscrita.
He de decir que tengo mucho a mi favor ya que tengo la gran suerte de contar con una gran familia que está ahí, comprendiéndome, aguantándome y apoyándome (a pesar de tener a un futuro ironman en mi casa con más horas de entreno que yo y una niña que cada vez se adapta mejor a su vida entre dos padres locos por el deporte). Está claro que sin esta premisa..., mi inscripción estaría anulada desde el minuto dos.

Rovaniemi 150.
Finlandia.
Otra vez Finlandia.
Tras mi experiencia el año pasado en mi intento de cruzar el país de lado a lado sobre unos esquís (sin haber esquiado jamás)
Una aventura que terminó para mí en el kilómetro trescientos, a poco más de cien de la meta, por una lesión en el tobillo que me impidió llegar a ese horizonte blanco.
Una experiencia que me aterrorizó desde el comienzo de temporada y continuó haciéndolo en la nieve.
Miedo, tortura (no exagero), lágrimas, dolor... Apenas 20 minutos de disfrute esquiando durante 5 días…
Y…un año después..., vuelvo.
Con ese corazón infantil tirando a canasta vivo mi vida. 
Me niego a esconder y oprimir esa sensación.
Y a esa niña, cuando jugaba a “policías y ladrones” o a “indios y vaqueros” o a ser la jugadora que encestaba la canasta definitiva..., jamás le vencía el miedo.
Y yo, treinta años después, no quiero que Finlandia esté en mi recuerdo de esa forma “terrorífica”.
Me fui el año pasado con la sensación de no haberla disfrutado como se merece.
Todo el esfuerzo hecho no obtuvo la recompensa esperada.
Y por eso vuelvo.
Para vencer mis miedos.
Para correr, pararme y respirar en el Reino Helado.
Quiero atravesar la línea de meta.
Pero eso es algo que no puedo asegurar.
Eso sí, tengo la certeza de que esta vez, con los pies en la nieve, mi corazoncito sonreirá y dirá:
-Hemos vuelto Susana. Disfrutemos. Esta vez sí.


lunes, 3 de febrero de 2014

Rovaniemi150. Finlandia. La cuenta atrás comienza. El "coach".

Con una canción que retumba en mi corazón, cual tambor enfurecido y salvaje, comienzo esta entrada en mi blog agradeciendo a mi entrenador todo su enorme trabajo:

“Una brisa que apareció sin prisa alguna, bajo una luna que se encarga de ser cuna y como ola que nunca llega sola… “

Así nació toda esta aventura nevada hace dos años..., haciendo crecer una fuerte amistad y una forma común de sentir el deporte y el esfuerzo personal.

Dos años en los que me he divertido y sufrido, en los que los avatares de la vida me han retado minuto a minuto hasta límites que físicamente no he podido controlar en muchas ocasiones  y que han llevado a mi mente incluso hasta el colapso y a mi alma a horizontes lejanos y apasionantes.

A catorce días de la Rovaniemi150, les presento a uno de los pilares de esta aventura: mi entrenador, mi sombra alargada. Para muchos el “hombre invisible”.

No escribiré demasiado de él por respetar su decisión de ser  “sombra”, mi sombra.

Y no por estar exactamente detrás de mi…

Le llamo “mi sombra alargada” porque lo persigo a él que siempre está delante, anteponiéndose a todo, en zancadas y cuidados.

No quiero comenzar mi “cuenta atrás” sin agradecer “públicamente” su gran labor como profesional, arriesgándose con cada uno de sus “experimentos” a la hora de planificar algo tan complicado como lo es el comienzo de mi temporada 2014: dos pruebas casi “antagónicas” para organizar un plan “cuerdo”.

En dos semanas…dos carreras de más de 100 kms,  siendo una con arrastre y otra con gran desnivel..., y yo..., una deportista popular.

La responsabilidad que lleva en su mochila es grande y, a pesar de que la decisión “loca” de mis competiciones las he impuesto yo, sé que ha puesto todo su saber en poder preparar un entrenamiento adecuado a mi realidad laboral y familiar para poder terminar las dos pruebas, el objetivo final.

Sin él todo hubiese sido más complicado y mucho menos divertido.

Sé que está nervioso. Él competirá también en Finlandia.

Pero gran parte de sus nervios son debidos a sus ansias por verme atravesar la meta de mis sueños.

Eso dice mucho de él.

Desde aquí, le digo una cosa:

El trabajo está hecho. Solo me falta disfrutar a pie de carrera, de los frutos del esfuerzo realizado desde hace meses.

Mis sueños ya están cumplidos.

Solo falta..., atravesar el horizonte.

¿Lo conseguiremos?

Eso..., ya poco importa (o no…)

(Un inciso: el horizonte siempre estará ahí, logre o no llegar esta vez)

Gracias “coach”.

Gracias.

Avancemos un poco más.


                   

sábado, 25 de enero de 2014

Estilo al correr

Corríjanme si me equivoco...
Aquel que viene corriendo por allí, a trescientos metros, levantando exageradamente las rodillas, con una amplia zancada y marcando un movimiento casi de "muñeco de trapo" es, sin dudarlo, el que ganó la última carrera a la que me presenté. No veo de lejos muy bien, no lo conozco personalmente, y menos aún sé cómo se llama...pero lo reconocería en cualquier parte por su forma de correr.., tan peculiar...
¿Quién no reconoce a un amigo corredor a un km de distancia? Incluso a los corredores famosos, a los profesionales.., todos, absolutamente todos corren, corremos, de una forma muy particular, única en el mundo.
Sitúense de público un día, sentados relajadamente, para observar a los participantes en una carrera popular...
Se sorprenderían de lo entretenido que es. Incluso podrían intuir qué clase de trabajo realizan, si son padres, madres, disciplinados, optimistas, perseverantes, alocados, con problemas lumbares, con lesiones crónicas, con problemas de pisada, estresados, frikis, hippies...
Es alucinante.
Un corredor con un mundo bien diferente al corredor de al lado realizando la misma acción física (correr) y mental (cumplir un objetivo).

Personalmente, a mis amigos corredores los tengo bien "catados".
Y ellos a mi...

Cuando corro me visualizo casi siempre, sobre todo en momentos de lucha mental, como una guerrera celta, tozuda, obstinada, lenta pero fuerte, avanzando hacia un horizonte soñado y librando múltiples batallas...

¿Y saben qué me dijo una gran amiga la semana pasada al ver una foto mía subiendo una cuesta con la rueda ? 
Que me parecía a Chiquito de la Calzada....
¡Yo! ¡La Guerrera vikinga con mi arco y mi piel de oveja como escudo! ¡Chiquito de la Calzada??
Ja, ja, ja...

¿Y saben cómo me imitó hoy mismo mi entrenador?
Corriendo con los pies abiertos cual pato,con los brazos demasiado recogidos y como si tuviese una percha debajo de la camiseta, a punto de colgarme en un armario y dejarme allí hasta la próxima temporada de primavera...
¡Yo! ¡ Su Storm , con mi traje de superheroína! ¿Corriendo como Charlot? 
Ja, ja, ja...

Vamos..., para enmarcar...

La próxima vez que vean a Lina Morgan corriendo por la montaña, no la confundan con la Mujer Invisible, ni con una guerrera celta...
Soy yo, Susana, con su estilo "poco elegante" al correr (por decir algo)...
Ja, ja,ja...

Espero que mis huellas sobre la nieve no confundan a los renos y piensen...
¡que los gansos invaden Finlandia!

jueves, 23 de enero de 2014

Mimos taurinos

¿Qué me dirían si una mañana, hace un par de semanas, por las casualidades de la vida, me invitaron a un café y acepté? (rara vez lo hago, he de decir que casi siempre los rechazo por falta de tiempo)
¿Qué me dirían si en ese café hablamos de carreras, de cuidados musculares y de un toro?
¿Qué me dirían si tras unas cuantas anécdotas y unos sorbos de café, surgió mi personaje deportivo y la "ilusión de mis piernas"?
¿Qué me dirían si tras ese café y transcurridos diez minutos, en mis manos tenía una crema y un toro en mis retinas?
¿Qué me dirían si en cinco minutos mis antebrazos fueron testigos de la eficacia de esa crema  tras aplicarla y envolver la zona con film transparente?
¿Qué me dirían?

Yo, sinceramente les digo, que mi sonrisa no se desvaneció de mi rostro en todo ese rato, y el entusiasmo del padre de esa crema le quedaba grande a mi ilusión.
Sus palabras  fueron: "Susana, prueba el producto en tus entrenamientos, no regales lindas palabras a mis oídos.Quiero saber qué opinas.Nada de mentiras".
Y...funcionó.
¡La crema funcionó!
Con un resultado muy bueno, tras la aplicación, la "crema del toro" me va genial.
(Eso sí, en su justa medida..,¡sin pasarse con la dosis! Sobretodo para pupilas sensibles como las mías)

Y qué menos que felicitar al creador del producto...¡Felicidades!

Pero.., cual fue mi sorpresa que.., tras esa prueba había otra razón...
A los pocos días recibo un mail:
Physiorelax, la "crema del toro", ¡quiere patrocinarme esta temporada!

¿Pero qué pasa?
¿Por qué a mi?
Dos marcas entusiastas, cada una en su sector, quieren ayudarme en la consecución de mis sueños deportivos de este año.
Hace un mes Sands Beach Active me regalaba su apoyo.
Ahora, le toca el turno a Physiorelax, un producto para mimar la musculatura resentida y para recuperarla tras los esfuerzos deportivos realizados.
Dos versiones taurinas: efecto frío y efecto calor.
¡Y las dos me van de lujo!
¡Gracias!

        




domingo, 12 de enero de 2014

A un mes

Gorro, máscara, gafas, frontal, cubrecuellos, primera capa térmica, segunda capa, tercera, chaqueta polar cortavientos, pantalón primera y segunda capa windstopper, doble capa calcetín, zapatillas waterproof, chaqueta y pantalón goretex, primera capa de guantes, manoplas expedición, bastones, polainas, botas overflow, posiblemente raquetas de nieve, saco de menos treinta grados, esterilla, pilas, herramientas, botiquín, móvil, termos para el agua, muda de ropa, posible segundo calzado, cincuenta geles, fuets, chocolate, café, comida liofilizada.., el pulka y yo.


       
Una carrera: la Rovaniemi 150.
Estoy a un mes de intentar recorrer el trazado de ciento cincuenta kilómetros a pie sobre la helada Laponia a más o menos cuarenta grados menos que en mi casa y lugar de entreno y tras seis meses de aventura, lucha, risas, miedos y mucha pasión.
Mañana comienzan los quince días más duros de la preparación física, donde el volumen de carga será el máximo posible, aunque quizás no el máximo recomendado para una competición de este tipo, ya que mis horas de entrenamiento deben estar hiladas muy finas por la proximidad de la siguiente competición... Doscientos setenta y cinco kms en quince días. 
El 14 de febrero la Rovaniemi y el 2 de marzo la Transgrancanaria.
Difícil para mi entrenador. Difícil para mis piernas.
Apasionante para mi.
¿Miedos? Todos.
¿Dudas? Las de cualquier competición, con el plus de la no aclimatación al medio helado y los posibles contratiempos que puedan surgir sin la experiencia necesaria...
¿Ganas? Muchas, las del principio y más.
Una meta, un sueño.., llámenlo como quieran...
Yo sinceramente creo que es más un caminar, un avanzar, un vivir.., una forma de disfrutar intensamente de mi vida.
Ese es mi objetivo.
Mis pasos y mi esfuerzo me llevan hacia una nueva aventura en el reino helado de Rovaniemi.
¿Me acompañan?





viernes, 3 de enero de 2014

2014 en el horizonte

¿Qué te has propuesto para el año que empieza?
¿Deseos que se pueden cumplir?
¿O esos que sabes que antes de pronunciarlos en su totalidad sabes a ciencia cierta que no lo vas a intentar con la suficiente convicción?
Yo no soy de las que me encomiendo al año nuevo para proponerme cosas.
Realmente .., cuando aparece una oportunidad de atisbar una luz deseada desde siempre.., pues salta una chispa en mi interior y yo.., salto con ella.
Así surgió Rovaniemi 150, la Transgrancanaria y Lavaredo en mi horizonte del 2014.., por un cúmulo de casualidades encauzadas por mi devenir deportivo.
¿Locura?
¡Claro!
(Y de las grandes)
Ahora.., a apenas mes y medio para mi sueño helado de 150 kms y a dos meses del desnivelón del nuevo recorrido de la Transgrancanaria..., afloran los nervios y el cosquilleo propio de la cercanía del horizonte al que tanto me ha costado (y cuesta) llegar.
Multitud de fotos y letras de entrenamientos a lo Rocky que engañan a las pupilas y me encumbran en un mundo de “super persona” o haciendo cosas que parecen fáciles para una.., e imposibles para el resto…
Nada parece lo que es, eso lo tengo claro…
Detrás de todas esas imágenes se esconde la dureza del comienzo de cada entreno, el salir de casa cuando una está derrotada de sus quehaceres diarios,el  restarle horas al sueño, correr de noche, adaptarse al arrastre, a la arena.., al peso, a la vida familiar, social y laboral…
Detrás de esa Susana que ven en las fotos hay muchos días de dudas, de malagana, de desánimo…muchos, más de los que imaginan.
Lo que tengo muy claro es que quiero intentarlo y sé que retarse no es fácil.
Era muy consciente de ello al decidirme por mis deseos de temporada.
Además hay una posibilidad grande de que no llegue a meta en la Rovaniemi y otra muy alta de que no llegue muy lejos en la Transgrancanaria.
Son posibilidades que tenía muy claras al plantearme estas carreras, tan extremas una de otra y tan juntas en el calendario.
Pero les diré que esa “chispa” de la que siempre hablo cuando sueño con horizontes nuevos surgió gracias a esa gran probabilidad de fracaso en una o en otra prueba (o en las dos).
Y es eso.., esa gran dificultad de luchar por lo soñado lo que me intriga y me gusta.
Aunque el resultado sea tan incierto..., no es eso lo que me motiva y me hace sonreír pensando en esta locura.
Lo realmente apasionante es el camino. Mi camino.

…El que me cautiva.