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viernes, 28 de febrero de 2014

Transgrancanaria 2014, en un mar de dudas

A poco más de ocho horas para el comienzo del segundo objetivo de temporada, los nervios están ya muy presentes.
Lo normal.
Los 420 corredores que afrontarán los 126 kms de la prueba estarán igual.
Y los 2500 participantes del resto de modalidades, igual de duras para cada uno de los implicados, comenzarán a estarlo en breve. 
Ellos comenzarán mañana.
12 de la noche, pueblo de Agaete.
Eso es lo que sé.
No sé nada más.
Nada del recorrido. 
Nada de nada...
Las dudas son grandes. Nunca he afrontado una prueba de esta forma.
Las cartas sobre la mesa:
Los contras.
Primero: infección de piel en la zona de máximo impacto y rozamiento, los tobillos.
Segundo: sólo han pasado dos semanas de la Rovaniemi 150. Exactamente 14 días.
Tercero: no he entrenado específicamente para esta prueba. Apenas he corrido con desnivel, ni cuestas...
Cuarto: tengo un dolor plantal que me preocupa. 
Los pros.
Primero: quiero correrla.
Segundo: tengo muchísima curiosidad de saber cómo me sentiré.
Tercero: las ganas de intentarlo son grandes.
...
Sé que es una locura.
Espero poder soportar lo que me tocará vivir en breve.
La sonrisa la tengo preparada.
Y mi mochila está llena de ánimos.
...ahora dormiré una siesta con las piernas en alto.
La batalla comienza.
Hidratación, alimentación, entrenamiento y cabeza.
Esas serán mis armas.
...Gracias a todos.
Les llevo conmigo.





lunes, 24 de febrero de 2014

Sueño dos

Días extraños después de la Rovaniemi.., sin tiempo de digerir ni de cerrar capítulo por la proximidad del siguiente sueño...
El esfuerzo concentrado en las treinta y seis horas de avance por los reinos lapones ha sido mucho. Jamás había trabajado tanto para atravesar una meta.
Mi cuerpo está cansado, se nota, pero tiene una misión importante: intentar recuperarse cuánto antes.
Dentro de cuatro días otro ultramaratón. Esta vez en tierras más cálidas pero con tanto desnivel que sin duda sufriré de lo lindo por las montañas de Gran Canaria.
125 kms. 
Mi segundo sueño de esta temporada.
No hay tregua. La batalla continúa.
Si se ve desde fuera, parecerá una meta alcanzable, ya que todos, en general, dan por supuesto que soy de otro planeta y que si puedo con 150 kms en la nieve.., podré perfectamente con 125 kms por mucha montaña que haya....
Si se ve desde dentro, parece una meta alcanzable, pero con demasiados "contras" que ya no dependen de mi fortaleza mental.
Mi cuerpo está resentido y no sé cuánto aguantará.
En principio las rodillas y tobillos son los que tienen peores sensaciones por el momento.
En unos días sabré sí canta alguna zona más.
La Transgrancanaria. 
Cierro los ojos y sueño...
Intentaré comerme kilómetro a kilómetro, buscando un sueño ambicioso, horizontes...
Paso a paso, dominaré como pueda mi "mal de altura" y poco a poco, los metros y las horas se harán soñadoras....
¿Llegaremos?




lunes, 17 de febrero de 2014

Dos

Dos pulkas, dos sueños, cuatro piernas, una decisión: ir juntos.
Desde el principio de este reto nevado, tanto Sergio (mi Sombra alargada a partir de ahora) y yo, teníamos pensado en avanzar solos persiguiendo nuestra meta en Rovaniemi de la forma que hubiésemos decidido: al máximo de nuestras posibilidades, al límite de nuestras fuerzas, en busca de podio, buscando disfrute pausado...
No lo sabíamos.
No lo sabremos nunca ya que , después de una charla pausada y tras seis meses de entrenamiento conjunto casi no hubo estrategia de carrera que decidir. Estaba claro, no hubo dudas. 
Desde que mi Sombra lo planteó, yo creí, sin dudarlo, que sería genial avanzar juntas de nuevo en Finlandia.
No se pueden ni imaginar el grado de complicidad y el equipo que hemos formado en estos casi tres años de amistad.
Corremos juntas pero separadas. Es muy curioso.
Les contaré un detalle (uno de muchos):
Cuando corro apenas hablo. 
El año pasado, en cinco días y trescientos kilómetros de nieve recorrida apenas hablé diez minutos.
¿Se imaginan a alguien así como compañera de aventuras?
Así soy yo.
Cuando corro y el esfuerzo es grande, me sumerjo en un mundo muy mío, donde me concentro y..,no articulo palabra...
Y mi sombra acepta esa condición sin demasiado problema. 
Es cierto, que ha tenido que aprender a hablar sola...
Cuando un equipo "hace piña", es el equipo perfecto. 
Y yo tengo esa sensación con mi Sombra.
Sin duda ella tenía un objetivo que alcanzar.
Y sin dudarlo yo también lucharía por el mío.

La salida de la Rovaniemi150.
Nueve de la mañana.
Sin nervios, sólo una duda: ¿alcanzaríamos el tiempo del primer corte?
Comienza la carrera.
Primeras sensaciones tirando del pulka sobre la nieve. Al fin sobre nieve.
Es muy cómodo. 
Apenas pesa a pesar de los veinte kilos que llevamos (aunque el cuerpo nos recordaría más adelante que sí arrastrábamos de ese pequeño pulka demasiado pesado).
Habíamos decidido portar todos los "por sí acasos" posibles. La experiencia es un grado y nosotros no teníamos ni idea de lo que nos íbamos a encontrar.
Raquetas, botas overflow, clavos, zapatos de repuesto..., vamos un arsenal...
Corremos.
Al fin avanzamos.
Porohovi. Primer punto de control y primer objetivo conseguido.
Hemos arañado una hora sobre el cierre de control y eso era una tranquilidad.
¡Y estaba hablando!
Tenía muy claro que había venido a disfrutar y esa sería mi lucha.
Tras un par de horas más, las señales nos dirigen al primer bosque lapón, un pequeño sendero enrevesado, marcado entre delgados árboles donde el pulka se enredaba, chocaba, volcaba y todos los "abas" posibles, haciendo inútiles nuestros intentos de avanzar.
Qué frustrante...
Mis primeros esfuerzos y toda mi concentración para ese tramo.
Decir además que el ir enganchada al pulka con dos tubos rígidos de metro y medio, no ayudaba demasiado.
Cuando llegamos al lago.., creí ver el cielo.
Primer contratiempo superado (y esperando que no hubiese demasiados así)

¿Se imaginan avanzar sobre un paisaje muy, muy amplio y blanco a rabiar?
Así son los lagos en Finlandia. 
La apasionante tundra. 
Increíble.
Me quedo con ella. Sin duda. A pesar de que para muchos es insoportable recorrerla, kilómetro tras kilómetro con la sensación de que jamás terminará. 
Pero a mi me sobrecoge, me encanta.

Ciento cincuenta kilómetros de paisajes lapones, treinta y cuatro geles, cuatro bolsas de fuets y chorizos, dos comidas calientes (pollo y pasta, ternera y arroz), un mouse,media tableta de chocolate y aproximadamente catorce litros de agua con sales.
Quizás esta carrera no sea mucho más dura que cualquiera de los ultramaratones consagrados, pero el gasto energético es tal que tenía sensación de hambre cada veinte minutos. Asombroso.
El recorrido iba siendo marcado por nuestros pulkas y nuestras pisadas. Todo marchaba bien.
Y a las cinco de la tarde.., llegó la oscuridad.
Me gusta la noche.
Y recorrer bosques nevados sola es alucinante.
Los tramos donde no tenía a nadie a la vista fueron de sensaciones extrañas. Me venía a la mente, demasiado a menudo a mi parecer, mi paso por Finlandia el año anterior, como prediciendo algo...
Es cierto que enseguida giraba la cabeza y me concentraba en atisbar algún reno.., que jamás llegó, a pesar de las múltiples huellas en el camino...
En fin, en otra ocasión será...

En la noche llegaron los primeros síntomas de cansancio y el haber decidido parar a dormir un poco en el kilómetro setenta no ayudó demasiado.
Parecía que no avanzaba...
Los ritmos de carrera son tan lentos que se hacen tediosos, insoportables por momentos. Pensar que veinte kilómetros serían casi siete horas contando las paradas para rellenar los botelleros e hidratarnos es algo fácil de contar y escribir, pero difícil de vivir...
Cuando el ansiado setenta llegó, nos encontramos con Julián y Álvaro, dos compañeros españoles fantásticos avituallándose. Julián, que vive en Rovaniemi y ha trabajado en la carrera en años anteriores nos recomienda para dormir el kilómetro 79 porque allí hay un pequeño refugio más acogedor .
Decidimos avanzar nueve más.
¿Qué pueden ser nueve kilómetros? No mucho...
Pues ese "no mucho" se convirtió en una cuesta con el "nada cómodo" estado de la nieve que pisaríamos el resto de carrera.
Un infierno.
Pero todo tiene su fin.
Y el avituallamiento donde dormiríamos fue un momentazo para enmarcar. 
Sentados sobre pieles de reno, alrededor de un confortable fuego en un tipo de cabaña circular de madera, donde secamos nuestra ropa, cenamos, vi el alcance de mis llagas y el comienzo de mi reacción al sudor en mi piel, donde compartimos un rico café y donde una amable voluntaria nos acompañó a otra cabaña donde podríamos dormir.
Cincuenta minutos de gloria para embestir la segunda parte de carrera.
Faltaban 71 kilómetros.
El descanso hizo su efecto durante los nueve kilómetros siguientes, muy duros en la llana Finlandia...o eso es lo que dicen.., porque lo que hemos tenido que subir y bajar..., no tiene nada de llano...en mi humilde opinión ...
A las cinco de la mañana sucumbí al sueño.
Caminaba dormida.
La nieve que cayó durante unas horas hacía que cerrase los ojos y mi sueño era tal que sólo me despertaba el cambio de nieve que pisaba al irme hacia los lados.
El silencio llegó.
Ya no hablaría más hasta las diez de la mañana.
Horas duras.
Pero todo, lo malo y lo bueno, pasa.
Sólo había que ser paciente.
Llagas, dolor de espalda, rodilla tocada, piel enrabietada...
Todo iba según el plan previsto.
Y aunque sabía que era una posibilidad, lloré como una niña cuando me asomé al abismo de ver la meta cerca y la posibilidad de no atravesarla más cerca todavía...
Un lloro de mucha lágrima que quitó presión a mi inflamado cuerpo y alivió un poco mis pensamientos.
Paso a paso.
Zancada a zancada.
Avanzando.
A 34 del final sabía que ya estaba muy cerca.  
¡A once horas!
Ja, ja, ja...
Pero sabía que lo conseguiría.
Sólo pensarlo hacía que volviese a llorar.
Quise llamar por teléfono para informar, pero el solo hecho de imaginar lo que iba a decir, hacía que las lágrimas brotasen y se convierten en granizo al saltar de mi cara.
Cuántas sensaciones concentradas con el esfuerzo...

La llegada al 140 fue agónica. 
Parecía no llegar nunca...
Y, en mi desespero, decidí terminar cuanto antes e ir en busca del último lago ya.
No quería más nieve blanda...
Me enrabieté con el recorrido, con sus subidas, sus bajadas, con el lento paso de los kilómetros ...
Corrí, corrí hasta reventar, solté todo lo que tenía guardado.
Mi sombra me seguía callado.
Alcanzamos a Álvaro (Julián abandonaría en el 115), lo sobrepasamos, alcanzamos a dos italianos a los que no les gustó mucho nuestra presencia, llegamos al avituallamiento ansiado y vimos al otro español en carrera. 
Registramos nuestro paso. Nada más. No hubo parada.
Corrimos. Corrimos.
Sólo una pregunta de mi sombra: ¿a qué estamos jugando Susana?
Sólo una respuesta: quiero llegar ya y quiero entrar antes que esos cuatro hombres que hemos dejado atrás.
Nunca me ha importado demasiado luchar por una clasificación. 
Pero tras tanto esfuerzo, quería gastar las fuerzas que creía agotadas.
Los italianos intentaron darnos alcance. El juego de luces mirando hacia atrás fue divertido.
Corría lo máximo que podía y contaba cien. Caminaba a mi máximo y contaba otras cien.
Así hasta que perdimos las luces en los diez últimos kilómetros interminables de lago.
Divertido final.
Cuando llegamos al hotel, kilómetro 151 y meta, nos esperaba la organización para quitarnos el dorsal, registrar la llegada, hacernos la foto, darme el premio por ser la primera clasifica, darnos agua, 
bocata, devolvernos el dinero de la fianza...

En cinco minutos estábamos despachados.
Y en dos minutos nuestro cuerpo hizo off.
No podía caminar, mis rodillas estaban inflamadas, mi piel muy irritada, mis pies un poema.
Ducha y caí rendida...
Y fue ahí exactamente durante los tres segundos que tardé en dormirme.., cuando supe que no estaba soñando.
Rovaniemi150 no era un sueño.
Lo había hecho realidad.

Y les diré algo:
Esta aventura parecerá la odisea que cada una de las mentes lectoras dibujen. 
Pero me gustaría dejar claro que los sueños personales, los grandes retos, se consiguen trabajando poco a poco, esforzándose, sufriendo y disfrutando, dudando, llorando, luchando...
No hay detrás superhéroes .., hay personas obstinadas que tienen en sus bolsillos muchos fracasos y unos pocos logros.
Y mis bolsillos.., ahora mismo...están llenos de todo eso y mucho más.

Ha sido impresionante compartir mi aventura helada con ustedes.
Gracias a todos y cada una de las ilusiones recibidas.

Hoy, martes 18 de febrero ya tengo la mente.., descongelada. 
En once días continuaré descubriendo hasta dónde se puede llegar por un sueño.
125 kms. Transgrancanaria.






viernes, 14 de febrero de 2014

Las ilusiones mueven mis piernas

Tras seis meses de preparación específica, ha llegado el día.
15 de febrero de 2014: la Rovaniemi 150 comienza.
Todo en su sitio, incluso los nervios.
No les contaré nada en concreto en esta entrada. 
Me reservaré para el lunes.
Ahora mismo solo quiero cerrar los ojos y descansar.
Mañana cuando despierte, tendré por delante el día más largo de mi vida.
Exactamente 42 horas.
Sólo quiero agradecerles de todo corazón el apoyo y los abrazos recibidos.
Y, ya que estamos, les contaré un secreto:
A mis piernas no solo las mueve mi ilusión.
Las mueve la ilusión de mucha gente.
Gracias.
Gracias a todos (familia, amigos y patrocinadores ). 
Han hecho de esta preparación de temporada que un sueño se haya convertido en realidad.


miércoles, 12 de febrero de 2014

Hasta Porohovi y más allá...

Estamos. Estamos.
He despegado mis pies del suelo canario y sobrevuelo Europa destino Helsinki.
Allí haremos noche, descansaremos y embarcaremos al mediodía del jueves rumbo Rovaniemi. Punto de salida y llegada de mi primer sueño de temporada.
En principio, el sábado 15 de febrero a las ocho de la mañana comenzaré a mover mis piernas rumbo a Porohovi. 
Mi primer objetivo. 
¿El más difícil?
Sí. 
El más difícil.
Todos mis miedos y mis dudas se disiparán o se harán reales en ese tramo hasta Porohovi.
11 kilómetros de nervios que mantendrán mi corazón helado.
La Rovaniemi150...
Ese nombre que apareció sin más una tarde de julio y que se quedó para siempre transformado en sueño.
La Rovaniemi 150.
Una carrera que haré a pie, arrastrando mi material de seguridad,mi alimento y bebida.
Un recorrido de 150 kilómetros sobre nieve, atravesando bosques y varios lagos (helados por el momento.., y suponiendo que llegue antes del deshielo ;-) y con 42 horas para intentar llegar a Rovaniemi. 
Rovaniemi..,otra vez...
Km 11: Porohovi.
Sinnettajarvi, Vittavaara, Morajarvi, Peurajarvi, Kuusilampi, Toramokivalo, Porohovi (km 140).


Así se llaman los puntos de control, donde nos espera una hoguera y agua y donde tendremos que plasmar nuestra firma para comprobar que, efectivamente, hemos pasado por allí. (Detalle este de la firma que me gusta especialmente. Le da un toque "retro-montañero" que me emociona. Cual descubridor.., llegando al nuevo mundo...)
Una carrera con 2000 metros de desnivel acumulado que a priori y sobre el papel no parecen asustar, pero sabemos que en la nieve ese pequeño detalle de desnivel, que pasaría desapercibido en cualquier carrera, hará que nuestra fuerza tenga que pasar una dura prueba durante muchas horas.


Les contaré un dato que descubrí hace unos meses y que me motivó en su momento:
Ninguna mujer ha terminado esta prueba.
Cuando me percaté de ello mi rostro se iluminó y mi cabecita soñadora infantil se imaginó tener el honor de lograrlo.
La primera mujer...
Sería lindo.
Ahora, tras el entrenamiento realizado y con la prueba ya encima, ese reto ha quedado relegado a un segundo plano.
Llegar será todo un logro y lograrlo será una odisea.
El puesto será una consecuencia de muchos factores.
Y mi cuerpo y mi corazón no me piden competición...
Me piden disfrute.
Como cuando salgo a correr "en largo" haciendo noche donde me apetece y al despertar seguir corriendo...
Así quiero vivir la Rovaniemi150.
No duden que lo daré todo y más.
Pero me niego a no poder disfrutarlo.
¿Saben? Hace una hora mi Sombra alargada hablaba sobre la gestión del sueño en una prueba como esta. Hablaba sobre el tiempo de corte y demás detalles técnicos.
Yo escuchaba.., y el solo hecho de poder arañar tiempo al crono para poder dormir una o dos horas sobre la nieve.., me ilusionó.
Tras una preparación tan dura y larga.., el poder permitirte estos regalos.., es mucho más importante (es mi manera de concebir el deporte y la montaña, claro está) que cualquier puesto en podio.
¿Entrenar tanto para llegar cuanto antes mejor?
En mi caso, entreno tanto para poder llegar.
Cuanto más largo sea el disfrute.., mucho mejor.
Además..¿cuántas veces en la vida podré disfrutar de la nieve de esta forma?
¿Una?
¿Dos?
Pues.., eso.
Rovaniemi.
Salida y llegada de un sueño trabajado.




lunes, 10 de febrero de 2014

A cinco de la Rovaniemi150

Lunes 10 de febrero,  a cuarenta y ocho horas de emprender el viaje hacia el territorio helado.
Día tranquilo tras una semana pasada convulsa por diferentes dolores musculares que me preocupaban (y mucho).
Esas molestias continúan ahí pero el siempre increíble diagnóstico de uno de mis fisios preferidos, han hecho que rectificase el lugar de anclaje del pulka al arnés y..., mis dolores se han atenuado aliviándome considerablemente.
¡Qué pena no poder acudir más a menudo a estos profesionales! ¡Y yo toda la temporada “sufriendo”, creyendo que todo era culpa de  mi falta de fuerza y mi poca flexibilidad!
A cinco días de salir corriendo dando una vuelta por Rovaniemi (una vuelta larga, eso sí), casi todo está preparado.
Últimas costuras, últimas compras, algún que otro imprevisto debido a la previsión meteorológica, y últimos entrenamientos.
Dejarlo todo organizado en el trabajo, en casa, en el pulka…
La maleta….

La marcha atrás continua su curso. 
... Tic, tac..., tic, tac…
Han desaparecido las dudas y los miedos.
Ahora solo quiero volar y disfrutar de los instantes.
Aunque no haga el frío que deseaba, aunque la tormenta no arrecie, aunque nieve y aunque el pulka pese mucho más de lo entrenado…
...Nada de eso me importa ya.
Estaré en Rovaniemi  y recorreré 150 kilómetros gozando.
El sufrimiento, los dolores y la fatiga me acompañarán en algún tramo, eso seguro, pero ninguno podrá hacerme desistir de mi intento de avanzar.
Que me lesionen si quieren. Solo así pararé.
Pero el disfrute nadie me lo podrá arrebatar si yo no quiero.

…Tic, tac..., tic, tac…






jueves, 6 de febrero de 2014

La ilusión, mi ilusión

Llámenle Ilusión,  llámenle Pasión,  quizás sería  adecuado decir Fuerza, Energía,  Amor por...
No sé...
Cierro los ojos, respiro y la siento. La vivo.
Es algo que me llena y me hace avanzar y vivir.
Pequeña, alocada, tozuda...
Es la que me empuja, la que me hace salir a entrenar cuando flaqueo, cuando el cansancio y los problemas arrecian.
Ella, ese cielo abierto y sin fin. La que me lleva a paraísos pensados y a montañas soñadas.
Mi ilusión,  mis vidas...
Contigo surcaré la Rovaniemi. No me abandones.
Quiero respirarte dentro de tres semanas, bajo el arco de meta de la Transgrancanaria y agradecerte todo lo que has hecho.
Sería otra sin ti. Sin duda.
Te necesito...para mover mis piernas...
¿Viajas conmigo?.

martes, 4 de febrero de 2014

Yo voy.

Y en la cuenta atrás del comienzo de mi temporada de competiciones, otra entrada en el blog, a escasos once días de la Rovaniemi 150.
Ésta con palabras explicándome el porqué de elegir esta prueba.

Erase una vez, una corredora popular que tiene muy presente, cada día, los sueños de una niña que jugaba a ser campeona olímpica hace ya..., treinta años.
Es curioso como conservo la sensación y el hormigueo en mi cuerpo  cada vez que recuerdo esos cientos de horas jugando a lo mismo, día tras día, año tras año, canasta tras canasta…
Esa sensación es la que revivo cada vez que “me encuentra” una carrera.
Es ese cosquilleo, esa chispa..., esa emoción.
Así me decidí, tras un mensaje de mi sombra amiga comentándome un artículo en cierta revista especializada.
La chispa encendió mi cabeza y desde el minuto uno..., ya estaba inscrita.
He de decir que tengo mucho a mi favor ya que tengo la gran suerte de contar con una gran familia que está ahí, comprendiéndome, aguantándome y apoyándome (a pesar de tener a un futuro ironman en mi casa con más horas de entreno que yo y una niña que cada vez se adapta mejor a su vida entre dos padres locos por el deporte). Está claro que sin esta premisa..., mi inscripción estaría anulada desde el minuto dos.

Rovaniemi 150.
Finlandia.
Otra vez Finlandia.
Tras mi experiencia el año pasado en mi intento de cruzar el país de lado a lado sobre unos esquís (sin haber esquiado jamás)
Una aventura que terminó para mí en el kilómetro trescientos, a poco más de cien de la meta, por una lesión en el tobillo que me impidió llegar a ese horizonte blanco.
Una experiencia que me aterrorizó desde el comienzo de temporada y continuó haciéndolo en la nieve.
Miedo, tortura (no exagero), lágrimas, dolor... Apenas 20 minutos de disfrute esquiando durante 5 días…
Y…un año después..., vuelvo.
Con ese corazón infantil tirando a canasta vivo mi vida. 
Me niego a esconder y oprimir esa sensación.
Y a esa niña, cuando jugaba a “policías y ladrones” o a “indios y vaqueros” o a ser la jugadora que encestaba la canasta definitiva..., jamás le vencía el miedo.
Y yo, treinta años después, no quiero que Finlandia esté en mi recuerdo de esa forma “terrorífica”.
Me fui el año pasado con la sensación de no haberla disfrutado como se merece.
Todo el esfuerzo hecho no obtuvo la recompensa esperada.
Y por eso vuelvo.
Para vencer mis miedos.
Para correr, pararme y respirar en el Reino Helado.
Quiero atravesar la línea de meta.
Pero eso es algo que no puedo asegurar.
Eso sí, tengo la certeza de que esta vez, con los pies en la nieve, mi corazoncito sonreirá y dirá:
-Hemos vuelto Susana. Disfrutemos. Esta vez sí.


lunes, 3 de febrero de 2014

Rovaniemi150. Finlandia. La cuenta atrás comienza. El "coach".

Con una canción que retumba en mi corazón, cual tambor enfurecido y salvaje, comienzo esta entrada en mi blog agradeciendo a mi entrenador todo su enorme trabajo:

“Una brisa que apareció sin prisa alguna, bajo una luna que se encarga de ser cuna y como ola que nunca llega sola… “

Así nació toda esta aventura nevada hace dos años..., haciendo crecer una fuerte amistad y una forma común de sentir el deporte y el esfuerzo personal.

Dos años en los que me he divertido y sufrido, en los que los avatares de la vida me han retado minuto a minuto hasta límites que físicamente no he podido controlar en muchas ocasiones  y que han llevado a mi mente incluso hasta el colapso y a mi alma a horizontes lejanos y apasionantes.

A catorce días de la Rovaniemi150, les presento a uno de los pilares de esta aventura: mi entrenador, mi sombra alargada. Para muchos el “hombre invisible”.

No escribiré demasiado de él por respetar su decisión de ser  “sombra”, mi sombra.

Y no por estar exactamente detrás de mi…

Le llamo “mi sombra alargada” porque lo persigo a él que siempre está delante, anteponiéndose a todo, en zancadas y cuidados.

No quiero comenzar mi “cuenta atrás” sin agradecer “públicamente” su gran labor como profesional, arriesgándose con cada uno de sus “experimentos” a la hora de planificar algo tan complicado como lo es el comienzo de mi temporada 2014: dos pruebas casi “antagónicas” para organizar un plan “cuerdo”.

En dos semanas…dos carreras de más de 100 kms,  siendo una con arrastre y otra con gran desnivel..., y yo..., una deportista popular.

La responsabilidad que lleva en su mochila es grande y, a pesar de que la decisión “loca” de mis competiciones las he impuesto yo, sé que ha puesto todo su saber en poder preparar un entrenamiento adecuado a mi realidad laboral y familiar para poder terminar las dos pruebas, el objetivo final.

Sin él todo hubiese sido más complicado y mucho menos divertido.

Sé que está nervioso. Él competirá también en Finlandia.

Pero gran parte de sus nervios son debidos a sus ansias por verme atravesar la meta de mis sueños.

Eso dice mucho de él.

Desde aquí, le digo una cosa:

El trabajo está hecho. Solo me falta disfrutar a pie de carrera, de los frutos del esfuerzo realizado desde hace meses.

Mis sueños ya están cumplidos.

Solo falta..., atravesar el horizonte.

¿Lo conseguiremos?

Eso..., ya poco importa (o no…)

(Un inciso: el horizonte siempre estará ahí, logre o no llegar esta vez)

Gracias “coach”.

Gracias.

Avancemos un poco más.